COMPILACIÓN DE ANTECEDENTES DE LA HISTORIA DE LA POLICÍA EN LA PROVINCIA DE MISIONES
Contexto Histórico
Los antecedentes más lejanos que se encontraron sobre organizaciones que tenían funciones policiales son las que se remontan al siglo XI en España donde los reyes de los pequeños reinos estimularon a sus habitantes otorgando una legislación especial que se llamó “Carta Puebla”, era una especie de código político, civil y penal.
Mediante este código, lo ciudadanos elegirían a sus autoridades entre los guerreros más destacados, llamados “señorías” quienes bajo el asesoramiento militar ejercían funciones en lo civil, criminal y aplicaban las leyes con la fuerza de milicia haciéndolas cumplir.
A esta organización la sustituyo otra a fines del siglo XIII que se llamó la “Guardia civil” o “Santa Hermandad”. Esta tenía en su poder los prontuarios y la constitución de los delitos en el cual se previa la pena o castigo que debían imponerse a los delincuentes aprehendidos por los funcionarios del organismo.
Este sistema tiene trascendencia en nuestro país al ser aplicado por Juan de Garay en el año 1580 al fundar la ciudad de Buenos Aires.
Garay organiza las autoridades de la ciudad naciente. Una de las primeras funciones era la de proteger a los pobladores de las ataques indígenas. Los primeros antecedentes legales como institución se remiten a diciembre de 1821 cuando el gobernador Gral. Martín Rodríguez sanciona una ley creando los cargos del Jefe de Policía y de comisarios de ciudad y de campaña.
La Policía en las Misiones Jesuitas

Particularmente en nuestra provincia, uno de los antecedentes existentes de organizaciones con funciones policiales son las estructuradas en las misiones jesuíticas.
Los jesuitas establecieron en todos los pueblos un sistema de policía, cada una de las reducciones estaban divididas en seis, ocho o más cuarteles o barrios según la magnitud del pueblo y cada barrio o cuartel comprendía cinco o más cacicados. Los caciques respectivos, que conocían perfectamente a los suyos, eran responsables de los mismos, todos los caciques de un cartel o barrio tenían presidente o comisario que era uno de los cabildantes en ejercicio.
Por otro lado, cada uno de los oficios y ocupaciones en que los indios sabrían de ocupar, tenían sus superintendentes, llamados fiscales o alcaldes. Así los había al frente de los carpinteros, de los tejedores, de los herreros y de las mujeres aún de las niñas, tenían sus celadoras, así en el pueblo como fuera del mismo, lo propio que los caciques y alcaldes debían informar de inmediato al misionero si era algo grave o de lo contrario en la conferencia semanal que con él tenían después de la misa de los domingos.
El mismo misionero recorría diariamente las casas de los enfermos que eran pocos y estaban en puntos diversos con los que recorrían todo en gran parte del pueblo y veían por sus propios ojos y oían informaciones sobre los posibles abusos o fallas morales.
Durante la noche había serenos que rondaban por el pueblo, para atender a los enfermos que pudieran haber, como para precaver, o saber de cualquier desorden moral, la noche estaba dividida en tres vigilias, de nueve a doce horas, de doce a tres y de tres a seis, durante las vigilias se tocaban tambores para indiciar que vigilia era y que hora.
También los serenos debían prever y precaver la entrada de enemigos en el pueblo. A estos se reducía la policía en los pueblos de las misiones y era simple como eficaz.
Creación del Primer Cuerpo Militar-Policial en Misiones

El 8 de mayo de 1856 surge un decreto creando una Jefatura Militar en Misiones, para la policía y protección de los yerbales. El gobierno con el objeto de establecer en los yerbales de Misiones una policía que vigile los intereses públicos que sirva de protección de los trabajadores.
En esa fecha el Sargento Lino Martínez, perteneciente al regimiento 3 de línea, con asiento en la ciudad de Siete Puntas, parte de Corrientes con un grupo de hombres. Después de varios días y de sufrir intensas peripecias, culminan el viaje a poca distancia del manto turbio del Rio Uruguay, en el paraje llamado San Javier, donde se erigió la primera Jefatura de Policía de Misiones, en un rancho de madera con algunos compartimientos de adobe, techo de paja.
Alcanzaba a treinta personas el contingente entre policías y familiares de los mismos. Los efectivos eran apenas doce. A los pocos días de su instalación comenzaron a distribuirse, la mitad de los efectivos se establecieron en esa comisaria y los demás se distribuyeron por distintos destacamentos de la región. Esta presencia en casi todo el territorio permitió llevar la seguridad e impartir justicia en los montes, los secaderos de yerba y en todos los lugares donde era requerido.
Funciones y rol de la policía en esa época

En esa época la Policía de Misiones era distinta a la actual en lo que respecta a su función, iba más allá de lo estrictamente policial. Comprendía además funciones sanitarias, higiénicas, de camino, de obra pública, forestal, fluvial y municipal.
El logo oficial de la Policía de Misiones

En el mes de mayo de 1981, la jefatura adopta como emblema oficial de la Policía de Misiones el logo dibujado y diseñado por el Oficial Ayudante José Luis Carbonell.
Con formato ovalado refleja al fondo el paisaje misionero con imágenes de las Cataratas del Iguazú y el sol naciente. Más hacia el frente el mapa de la provincia de Misiones y la estampa del “gallo policial”.
Con respecto a esa figura reconocida mundialmente: el gallo, representa el sentido de exaltación al coraje, la mirada atenta, la vigilancia. Sus antecedentes se remontan al siglo 18 cuando un bandido francés no encontró mejor idea de comunicación con sus aliados que utilizando el grito-sonido- característico del gallo. Así nació la idea de relacionar la figura del gallo y la policía. En nuestro país comenzó a surgir su uso en el año 1887, siendo hoy día un emblema identificatorio a nivel mundial de las fuerzas policiales.